Medicamentos vintage en España: Laboratorio Dr. Andreu de Barcelona
A finales del siglo XIX e inicios del XX, muchos farmacéuticos empezaron a abrir en sus farmacias los llamados “laboratorios anexos”. Hablamos de pequeños laboratorios, en lo que se comenzaban a preparar lo que podemos considerar las primeras “especialidades farmacéuticas” partiendo de las fórmulas magistrales habituales de la época.
La mayoría de estos laboratorios no podían prosperar a largo plazo, pero, sin embargo, alguno consiguió convertirse en una gran empresa farmacéutica. Este es el caso del Dr. Salvador Andreu i Grau, fundador de los laboratorios Dr. Andreu, y personaje reconocido de la historia de Barcelona.
El Dr. Andreu estudió en el Seminario, por inquietud religiosa de sus padres, quien lo enfocaron a la vida religiosa, pero tras la epidemia de cólera que sufrió Barcelona en 1854, decidió estudiar medicina, aunque finalmente orientó su carrera hacia la farmacia, influenciado por el Dr. Balvey, un farmacéutico vecino que le empezó a enseñar el oficio.
Así pues, se licenció en 1865, y un año después, con sólo 25 años, abrió su primera farmacia en la casa nº6 de la Baixada de la Presó de Barcelona. Allí, en un laboratorio anexo, comenzó a elaborar sus propias especialidades farmacéuticas.
Unos años después, el Laboratorio Dr. Andreu se trasladó a la Rambla de Catalunya, en el barrio de l’Eixample, una nueva zona de expansión y crecimiento de la ciudad. Así mismo, también inició la construcción de su primer laboratorio, que, con los años, se amplió en nuevas ubicaciones.
Logró poseer una gran fortuna siendo propietario de más de 100 fincas de la ciudad condal, además, participó activamente en la urbanización de Barcelona, especialmente en el barrio de Sant Gervasi i del monte Tibidabo, por donde solía pasear habitualmente.
El Dr. Andreu se convirtió en un famoso patricio de Barcelona, y en un generoso mecenas de muchas asociaciones artísticas y culturales. También realizaba acciones sociales como proporcionar viviendas sociales que eran de su propiedad a familias que lo necesitaban, o ceder parte de su renta al Hospital de Sant Pau.
A pesar de su fortuna, era un hombre sencillo. De hecho, un día le preguntaron si las acciones que tenía en el Tibidabo le proporcionaban muchos beneficios, y él respondió: “Un treinta por ciento. Si, un treinta, no paso por menos. Un seis por ciento en dinero y un veinticuatro en salud”. Asimismo, la gente lo conocía con el apodo de “el pastilletes”.
Su dedicación a la farmacia era muy vocacional. Él mismo afirmaba en un discurso del 15 de abril de 1911: “Finalmente señores, yo no olvidaré nunca que soy farmacéutico por vocación y me honro de estar entre vosotros y al servicio de la clase por todo cuanto pueda serle útil. Yo vivo casi retirado en las solitarias montañas del Tibidabo, pero siempre tengo mi corazón en el Colegio de Farmacéuticos. Si alguna vez creéis que pueda ser necesaria mi cooperación para el bien común de nuestra profesión os ruego que llaméis a mi puerta y os recibiré siempre con los brazos abiertos y si a consecuencia de mi mucha edad y naturales achaques, no puedo ayudaros con mi concurso personal, lo haré con mis propios recursos. Tened la mayor seguridad de que esta es la más leal y franca expresión de mis sentimientos”.
El Dr. Andreu era un gran amante de la naturaleza y la música, y tenía relación con músicos famosos como el compositor Enrique Granados. Solía pasar el verano en Puigcerdà, una villa de la comarca de la Cerdaña que debe gran parte de su expansión a las clases altas de Barcelona. Cabe remarcar que en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 su laboratorio tuvo un lugar importante en el pabellón de la Química.
Finalmente, murió el año 1928, y su laboratorio pasó a manos de sus hijos. En el año 1988, fue adquirido por la empresa S.A Cros, y posteriormente, por la multinacional suiza Hoffman La Roche.
Pasta pectoral del Dr. Andreu
El primer producto, y también más conocido, del Dr. Andreu fue la Pasta Pectoral Dr. Andreu®, un producto para la tos y el asma que se empezó a comercializar en 1868. Más adelante, este producto derivaría en las “Pastilles del Dr. Andreu”, que se siguen vendiendo en la actualidad, con una fórmula actualizada.
Se cree que la idea de estas pastillas surgió debido a que su padre era asmático y tosía constantemente. Sea como fuere, dichas pastillas se hicieron muy populares, proporcionándole mucho éxito. De hecho, Cantarell Pujadas cuenta que: “De las pastillas del Dr. Andreu, la exageración popular llegó a decir que para calmar la tos bastaba con poner al acostarse una debajo de la almohada… Cuando se vía toser a alguien conocido, incluso en los actos públicos como las representaciones del Liceo, era frecuente oír con retintín: -¡Pastillas del Dr. Andreu!”
Los ingredientes principales de las pastillas eran goma y azúcar, pero también tenían incorporado, en un inicio, principios activos calmantes de la tos, tales como el extracto de belladona y trazas de acónito. Además, en un principio también contenía morfina y sustancias balsámicas. Todos estos ingredientes se mezclaban en una pasta que se cortaba en trocitos y se envasaba en las típicas cajitas metálicas o de cartón. En el reverso de dichas cajas se encontraba la firma impresa del Dr. Andreu, una característica frecuente en los medicamentos, debido a que circulaban falsificaciones de las especialidades que alcanzaban un cierto renombre.
Estas pastillas se difundieron ampliamente gracias a una publicidad masiva realizada en los medios de la época. De tal manera, que en 1880 se empezaron a vender en diversos países de América. Más adelante, también se vendieron en Italia, Francia, Portugal y Gran Bretaña. El inicio de su comercialización en el continente americana se produjo de manera anecdótica, debido a su amistad con el capitán de un mercante que hacía viajes frecuentemente a Argentina, y que solía comprar cien cajas de pastillas en cada travesía.
Papeles fumigatorios azoados y cigarrillos
Centrado en los medicamentos para el asma y la tos, el año 1876 empezó a vender los Papeles Azoados antiasmáticos y de los Cigarrillos balsámicos. Estos papeles se preparaban con plantas silvestres de la familia de las solanáceas (según el Diccionario Español de Especialidades Farmacéuticas (1946: 671): Folium Folium hyoscyami (Beleño); Folium extramonii, (Estramonio); Folium lobelia inflata (Lobelia); Benzoinum (Benjui) y Nitras potassicus). Se empleaban quemando un papel en la habitación del enfermo, y estaban indicados para ahogos y asma.
Los cigarrillos antiasmáticos venían en cajas de 30, y sus ingredientes principales eran hojas de Datura stramonium. El asmático fumaba estos Cigarrillos lentamente, aspirando fuertemente el humo, para que éste invada completamente el aparato respiratorio. Hará uso de ellos en la hora en que habitualmente le sobreviene el acceso; si un cigarrillo no le basta, deberá fumar otro a continuación.
Desde los inicios, en su primer laboratorio, el Dr. Andreu no solo se dedicaba a elaborar sus productos más famosos, también fue pionero en la fabricación de capsulas, píldoras, grageas… hecho que más adelante le conduciría a crear un servicio de droguería.
Otro producto famoso en este aspecto terapéutico fue el estimulante nasal Rape Nasalina ®, un medicamento para la descongestión nasal. Asimismo, también se elaboraron los Cachets de Azufre Sala ®, en forma de los llamados “sellos” envasados en pan de ostia, y la Crema de Bismuto ®, en un bonito frasco de vidrio con un tapón esmerilado.
Cuando se generalizó el empleo de las sales de yodo contra el raquitismo, una enfermedad muy común de la época, la artritis, el asma, y otras enfermedades debilitantes, los Laboratorios Andreu, comercializaron una forma de peptona yodada denominada Yodogeno Calleja ®. Se asociaba el yodo a peptona, porque se toleraba mejor. La peptona se obtenía por la hidrólisis de la carne por la acción de enzimas proteolíticas.
Sus ocupaciones empresariales y su vocación más comercial que científica, como ocurrió en otros muchos otros casos de la industria farmacéutica española, apartaron a sus hijos del empeño necesario para un desarrollo internacional del laboratorio. A pesar de todo, Laboratorios Hijos del Dr Andreu, tuvo un papel importante en la introducción de las sulfamidas en 1936, siendo precursor en España con diversos derivados: la Sulfanilamida, denominada comercialmente Azol ® o Betazol ®; en 1937 el Piridazol® y Neo Piridazol ®, (sulfapiridina); Sulfatiazol ® o el Sulfathalidin ® (Phthalylsulfathiazol) que fue muy popular en los años 40*.
También hicieron una incursión en el ámbito de los analgésicos con el producto Propalgina ® y fabricaban diversos tipos de inyectables para las farmacias, así como, suministraban principios activos para la formulación magistral, como este curioso envase de Acetato de Uranio.
*Agradecemos a nuestra web amiga Pharmakoteka las fotografías de las sulfamidas: Betazol, Novo Piridazol y Sulfathiazol que incluimos en el artículo.
Català:
Història de la farmàcia. Història del disseny gràfic. Història de la publicitat. Història del medicament. Història de la medicina. Medicaments vintage.
Presentem un article sobre la història del laboratori Dr. Andreu i els seus medicaments singulars.
English:
History of the pharmacy. History of graphic design. History of advertising. History of medicaments. History of medicine. Vintage medicines.
We present an article dedicated to the history of Dr. Andreu's laboratory and its unique medicines.
Français:
Histoire de la pharmacie. Histoire du graphisme. Histoire de la publicitee. Histoire des medicaments. Histoire de la medicine. Medicaments vintage.
Article dédié aux l'histoire du laboratoire du Dr Andreu et de ses médicaments uniques.
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